jueves, 2 de agosto de 2012

Ezeiza 200601

Unas horas antes salieron del aeropuerto capitalino cargados de un peso impresionante. Abordaron un Boeing 747 con la presión de saberse portadores de las esperanzas del club,de la afición y de buena parte de los mexicanos. Al llegar a Ezeiza no hubo recibimentos espectaculares,solo algunos locos se hicieron presentes agitando lábaros sellados al centro con una cruz color azul de belleza hartante.

Había medios,casi un centenar, que espetaban con acento lunfardo, asceverando, mas que inquiriendo ,el fatídico destino de los azules...

...La Bombonera estaba a reventar, la Doce hacia retumbar las paredes del templo Xeneize a niveles telúricos. No podía existir un escenario mas adverso: la hinchada contraria colmaba los tímpanos visitantes con cánticos hipnóticos que subían a la inmensidad. Tenían que remontar el marcador, tenían que doblegar a un gigante,tenian que acallar a la Bestia...

Y la acallaron. Por gloriosos minutos un silencio sepulcral invadió el estadio, el barrio de la Boca, las villas del interior y las ciudades de la Argentina.

Lo que sucedió después ya es letra muerta. Penales, errores y rostros tristes que derramaban lágrimas de coraje e impotencia. Pero aún en lo mas álgido hubo un espacio para el gesto único e inédito de ver a la hinchada bostera brindando una ovación abrazadora a los visitantes.

Volvieron entonces...como heroes...como aquellos míticos guerreros ancestrales que regresaban a casa sabiendose vencedores.

No hay comentarios:

Publicar un comentario