Había medios,casi un centenar, que espetaban con acento lunfardo, asceverando, mas que inquiriendo ,el fatídico destino de los azules...
...La Bombonera estaba a reventar, la Doce hacia retumbar las paredes del templo Xeneize a niveles telúricos. No podía existir un escenario mas adverso: la hinchada contraria colmaba los tímpanos visitantes con cánticos hipnóticos que subían a la inmensidad. Tenían que remontar el marcador, tenían que doblegar a un gigante,tenian que acallar a la Bestia...
Y la acallaron. Por gloriosos minutos un silencio sepulcral invadió el estadio, el barrio de la Boca, las villas del interior y las ciudades de la Argentina.
Lo que sucedió después ya es letra muerta. Penales, errores y rostros tristes que derramaban lágrimas de coraje e impotencia. Pero aún en lo mas álgido hubo un espacio para el gesto único e inédito de ver a la hinchada bostera brindando una ovación abrazadora a los visitantes.
Volvieron entonces...como heroes...como aquellos míticos guerreros ancestrales que regresaban a casa sabiendose vencedores.
Y la acallaron. Por gloriosos minutos un silencio sepulcral invadió el estadio, el barrio de la Boca, las villas del interior y las ciudades de la Argentina.
Lo que sucedió después ya es letra muerta. Penales, errores y rostros tristes que derramaban lágrimas de coraje e impotencia. Pero aún en lo mas álgido hubo un espacio para el gesto único e inédito de ver a la hinchada bostera brindando una ovación abrazadora a los visitantes.
Volvieron entonces...como heroes...como aquellos míticos guerreros ancestrales que regresaban a casa sabiendose vencedores.
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